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Jeremías 9

1 Quién me diera que mi cabeza se hiciera aguas, y mis ojos fuente de lágrimas, para que yo llorara día y noche por los muertos de la hija de mi pueblo.
2 Quién me diera en el desierto un albergue de caminantes, para dejar a mi pueblo y alejarme de ellos. Porque todos ellos son adúlteros, una asamblea de traidores.
3 Tienden su lengua como su arco; la mentira y no la verdad prevalece en la tierra; porque de mal en mal proceden, y a mí no me conocendeclara el SEÑOR.
4 Guárdese cada uno de su prójimo, y no confíe en ningún hermano; porque todo hermano obra con engaño, y todo prójimo anda calumniando.
5 Cada uno engaña a su prójimo, y no habla la verdad, han enseñado sus lenguas a hablar mentiras; se afanan por cometer iniquidad.
6 Tu morada está en medio del engaño; por causa del engaño rehúsan conocermedeclara el SEÑOR.
7 Por tanto, así dice el SEÑOR de los ejércitos: He aquí, los refinaré y los probaré, porque ¿qué más puedo hacer con la hija de mi pueblo?
8 Saeta mortífera es su lengua, engaño habla; con su boca habla cada uno de paz a su prójimo, pero dentro de sí le tiende emboscada.
9 Por estas cosas ¿no los castigaré?declara el SEÑOR. De una nación como ésta ¿no se vengará mi alma?
10 Alzad por los montes lloro y lamentación, y una elegía por los pastos del desierto, porque han sido desolados; nadie pasa por ellos, ni se oye el bramido del ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias han huido, se han ido.
11 Haré de Jerusalén un montón de ruinas, una guarida de chacales, y de las ciudades de Judá una desolación, sin habitante.
12 ¿Quién es el hombre sabio que entienda esto? ¿A quién ha hablado la boca del SEÑOR que pueda declararlo? ¿Por qué está arruinado el país, desolado como un desierto sin que nadie pase por él?
13 Respondió el SEÑOR: Porque han abandonado mi ley que puse delante de ellos, y no han obedecido mi voz ni andado conforme a ella,
14 sino que han andado tras la terquedad de sus corazones y tras los baales, tal como sus padres les enseñaron.
15 Por tanto, así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí, yo daré de comer ajenjo a este pueblo y le daré de beber agua envenenada.
16 Los esparciré entre las naciones que no conocieron ni ellos ni sus padres, y enviaré tras ellos la espada hasta aniquilarlos.
17 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad, llamad a las plañideras, que vengan; enviad por las más hábiles, que vengan,
18 que se apresuren y eleven una lamentación por nosotros, para que derramen lágrimas nuestros ojos y fluya agua de nuestros párpados.
19 Porque voz de lamentación se oye desde Sion: "¡Cómo hemos sido arrasados! En gran manera estamos avergonzados, porque tenemos que abandonar la tierra, porque han derribado nuestras moradas."
20 Oíd, pues, mujeres, la palabra del SEÑOR, y reciba vuestro oído la palabra de su boca; enseñad la lamentación a vuestras hijas y la endecha cada una a su vecina.
21 Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, exterminando a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.
22 Di: Así declara el SEÑOR: "Los cadáveres de los hombres caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como gavillas tras el segador, y no habrá quien las recoja."
23 Así dice el SEÑOR: No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza;
24 mas el que se gloríe, gloríese de esto: de que me entiende y me conoce, pues yo soy el SEÑOR que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazcodeclara el SEÑOR.
25 He aquí, vienen díasdeclara el SEÑORen que castigaré a todo el que esté circuncidado sólo en la carne:
26 a Egipto, a Judá, a los hijos de Amón, a Moab y a todos los que se rapan las sienes, a los que habitan en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.
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Jeremías 10

1 Oíd la palabra que el SEÑOR os habla, oh casa de Israel.
2 Así dice el SEÑOR: El camino de las naciones no aprendáis, ni de las señales de los cielos os aterroricéis, aunque las naciones les tengan terror.
3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; pues un leño del bosque es cortado, lo trabajan las manos de un artífice con la azuela;
4 con plata y oro lo adornan, con clavos y martillos lo aseguran para que no se mueva.
5 Como los espantapájaros de un pepinar, sus ídolos no hablan; tienen que ser transportados, porque no andan. No les tengáis miedo, porque no pueden hacer mal, ni tampoco hacer bien alguno.
6 No hay nadie como tú, oh SEÑOR; grande eres tú, y grande es tu nombre en poderío.
7 ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque esto se te debe. Porque entre todos los sabios de las naciones, y en todos sus reinos, no hay nadie como tú.
8 Mas ellos a una son torpes y necios en su enseñanza de vanidades, pues su ídolo es un leño.
9 Plata laminada es traída de Tarsis y oro de Ufaz, obra del artífice y de manos del orfebre; su vestido es de violeta y púrpura; todo ello obra de peritos.
10 Pero el SEÑOR es el Dios verdadero; El es el Dios vivo y el Rey eterno. Ante su enojo tiembla la tierra, y las naciones son impotentes ante su indignación.
11 Así les diréis: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, perecerán de la tierra y de debajo de los cielos.
12 El es el que hizo la tierra con su poder, el que estableció el mundo con su sabiduría, y con su inteligencia extendió los cielos.
13 Cuando El emite su voz, hay estruendo de aguas en los cielos; El hace subir las nubes desde los extremos de la tierra, hace los relámpagos para la lluvia y saca el viento de sus depósitos.
14 Todo hombre es torpe, falto de conocimiento; todo orfebre se averguenza de su ídolo; porque engañosas son sus imágenes fundidas, y no hay aliento en ellas.
15 Vanidad son, obra ridícula, en el tiempo de su castigo perecerán.
16 No es como ésta la porción de Jacob; porque El es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad; el SEÑOR de los ejércitos es su nombre.
17 Recoge del suelo tus pertenencias, tú que moras sitiada.
18 Porque así dice el SEÑOR: He aquí, en esta ocasión, tiro con honda a los habitantes de la tierra, y los afligiré para que me puedan hallar.
19 ¡Ay de mí, por mi quebranto! Mi herida es incurable. Mas yo me dije: De cierto esta es una enfermedad, y debo soportarla.
20 Mi tienda ha sido destruida, y todas mis cuerdas rotas; mis hijos me han abandonado y no queda ninguno. No hay quien plante de nuevo mi tienda ni coloque mis cortinas.
21 Porque los pastores se han entorpecido y no han buscado al SEÑOR; por tanto, no prosperaron, y todo su rebaño se ha dispersado.
22 ¡Se oye un rumor! He aquí, viene una gran conmoción desde la tierra del norte, para convertir las ciudades de Judá en desolación, en guarida de chacales.
23 Yo sé, oh SEÑOR, que no depende del hombre su camino, ni de quien anda el dirigir sus pasos.
24 Repréndeme, oh SEÑOR, pero con justicia, no con tu ira, no sea que me reduzcas a nada.
25 Derrama furor sobre las naciones que no te conocen, y sobre los linajes que no invocan tu nombre; porque han devorado a Jacob, lo han devorado y lo han consumido, y han asolado su morada.
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Jeremías 11

1 La palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, diciendo:
2 Oíd las palabras de este pacto, y decidlas a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén.
3 Les diréis: "Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "Maldito el hombre que no obedezca las palabras de este pacto
4 que mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: "Escuchad mi voz, y haced conforme a todo lo que yo os mando; y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios",
5 para confirmar el juramento que juré a vuestros padres, de darles una tierra que mana leche y miel, como lo es hoy.'" Entonces respondí y dije: Amén, SEÑOR.
6 Y el SEÑOR me dijo: Proclama todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: "Oíd las palabras de este pacto y cumplidlas.
7 "Porque bien advertí a vuestros padres el día que los hice subir de la tierra de Egipto, y hasta hoy los he amonestado con insistencia, diciéndoles: 'Escuchad mi voz.'
8 "Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino que cada cual anduvo en la terquedad de su malvado corazón. Por tanto, hice caer sobre ellos todas las palabras de este pacto, que yo les mandé cumplir y no lo cumplieron."
9 Entonces el SEÑOR me dijo: Se ha descubierto una conspiración entre los hombres de Judá y entre los habitantes de Jerusalén.
10 Se han vuelto a las iniquidades de sus antepasados, los cuales rehusaron escuchar mis palabras, y se han ido tras otros dioses para servirlos. La casa de Israel y la casa de Judá han violado mi pacto, que hice con sus padres.
11 Por tanto, así dice el SEÑOR: He aquí, traigo sobre ellos una calamidad de la que no podrán escapar; aunque clamen a mí, no los escucharé.
12 Entonces irán las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman incienso, pero ellos ciertamente no podrán salvarlos en la hora de su aflicción.
13 Porque según el número de tus ciudades son tus dioses, oh Judá, y según el número de las calles de Jerusalén, son los altares que has levantado a lo vergonzoso, altares para quemar incienso a Baal.
14 Pero tú no ruegues por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque no escucharé cuando clamen a mí a causa de su aflicción.
15 ¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa cuando ha hecho tantas vilezas? ¿Puede la carne consagrada quitar de ti tu calamidad para que puedas regocijarte?
16 Olivo frondoso, hermoso en fruto y forma, te puso por nombre el SEÑOR. Con ruido de un gran estrépito ha prendido fuego en él, y sus ramas son inservibles.
17 El SEÑOR de los ejércitos, que te plantó, ha decretado una calamidad contra ti a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome al ofrecer sacrificios a Baal.
18 El SEÑOR me lo hizo saber y lo comprendí. Entonces me hiciste ver sus obras.
19 Pero yo era como un cordero manso llevado al matadero, y no sabía que tramaban intrigas contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no se recuerde más su nombre.
20 Mas, oh SEÑOR de los ejércitos, que juzgas rectamente, que examinas los sentimientos y el corazón, vea yo tu venganza contra ellos, porque a ti he expuesto mi causa.
21 Por tanto, así dice el SEÑOR en cuanto a los hombres de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en el nombre del SEÑOR, para que no mueras a manos nuestras;
22 así, pues, dice el SEÑOR de los ejércitos: He aquí, voy a castigarlos. Los jóvenes morirán a espada, sus hijos e hijas morirán de hambre,
23 y no quedará de ellos remanente, porque traeré una calamidad sobre los hombres de Anatot, el año de su castigo.
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Jeremías 12

1 Justo eres tú, oh SEÑOR, cuando a ti presento mi causa; en verdad asuntos de justicia voy a discutir contigo. ¿Por qué prospera el camino de los impíos y viven en paz todos los que obran con perfidia?
2 Tú los plantas, y echan raíces; crecen, dan fruto. Cerca estás tú de sus labios, pero lejos de su corazón.
3 Pero tú me conoces, oh SEÑOR, tú me ves, y compruebas la actitud de mi corazón para contigo. Arrástralos como ovejas para el matadero y sepáralos para el día de la matanza.
4 ¿Hasta cuándo estará de luto la tierra y marchita la vegetación de todo el campo? Por la maldad de los que moran en ella han sido destruidos los animales y las aves, porque han dicho: Dios no verá nuestro fin.
5 Si corriste con los de a pie y te cansaron, ¿cómo, pues, vas a competir con los caballos? Si caes en tierra de paz, ¿cómo te irá en la espesura del Jordán?
6 Porque también tus hermanos y la casa de tu padre, también ellos te han traicionado, también ellos han dado gritos en pos de ti; no les creas aunque te digan cosas agradables.
7 He dejado mi casa, he abandonado mi heredad, he entregado a la amada de mi alma en manos de sus enemigos.
8 Mi heredad vino a ser para mí como león en la selva; rugió contra mí; por tanto, la aborrecí.
9 ¿Es acaso mi heredad para mí como ave de rapiña de varios colores? ¿Están las aves de rapiña por todos lados contra ella? Id, reunid a todas las bestias del campo, traedlas para que la devoren.
10 Muchos pastores han arruinado mi viña, han hollado mi heredad; han hecho de mi hermosa heredad un desierto desolado.
11 Fue hecha una desolación, llora sobre mí desolada; todo el país ha sido desolado, porque no hubo nadie a quien le importara.
12 Sobre todas las alturas desoladas del desierto han venido destructores, porque la espada del SEÑOR devora de un extremo de la tierra al otro; no hay paz para nadie.
13 Han sembrado trigo y han segado espinos, se han esforzado sin provecho alguno. Avergonzaos, pues, de vuestras cosechas a causa de la ardiente ira del SEÑOR.
14 Así dice el SEÑOR en cuanto a todos mis malvados vecinos que atacan la heredad que he dado en posesión a mi pueblo Israel: He aquí los arrancaré de su tierra, y a la casa de Judá arrancaré de en medio de ellos.
15 Y sucederá que después que los haya arrancado, volveré y les tendré compasión, y los haré regresar cada uno a su heredad y cada cual a su tierra.
16 Y sucederá que si ellos de verdad aprenden los caminos de mi pueblo, jurando en mi nombre: "Vive el SEÑOR", así como ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, serán restablecidos en medio de mi pueblo.
17 Pero si no escuchan, entonces arrancaré esa nación, la arrancaré y la destruirédeclara el SEÑOR.
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Jeremías 13

1 Así me dijo el SEÑOR: Ve y cómprate un cinturón de lino y póntelo en la cintura, pero no lo metas en agua.
2 Compré, pues, el cinturón conforme a la palabra del SEÑOR, y me lo puse en la cintura.
3 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR por segunda vez, diciendo:
4 Toma el cinturón que has comprado, que llevas a la cintura, y levántate, vete al Eufrates y escóndelo allá en una hendidura de la peña.
5 Fui, pues, y lo escondí junto al Eufrates como el SEÑOR me había mandado.
6 Y sucedió que después de muchos días el SEÑOR me dijo: Levántate, vete al Eufrates y toma de allí el cinturón que te mandé que escondieras allá.
7 Fui, pues, al Eufrates y cavé, tomé el cinturón del lugar donde lo había escondido, y he aquí, el cinturón estaba podrido; no servía para nada.
8 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
9 Así dice el SEÑOR: "De la misma manera haré que se pudra la soberbia de Judá y la gran soberbia de Jerusalén.
10 "Este pueblo malvado, que rehúsa escuchar mis palabras, que anda en la terquedad de su corazón y se ha ido tras otros dioses a servirles y a postrarse ante ellos, ha de ser como este cinturón que no sirve para nada.
11 "Porque como el cinturón se adhiere a la cintura del hombre, así hice adherirse a mí a toda la casa de Israel y a toda la casa de Judá"declara el SEÑOR"a fin de que fueran para mí por pueblo, por renombre, por alabanza y por gloria, pero no escucharon."
12 También les dirás esta palabra: "Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Todo cántaro se llenará de vino.'" Y cuando ellos te digan: "¿Acaso no sabemos bien que todo cántaro ha de llenarse de vino?",
13 entonces les dirás: "Así dice el SEÑOR: 'He aquí, voy a llenar de embriaguez a todos los habitantes de esta tierra: a los reyes sucesores de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén;
14 y los estrellaré unos contra otros, los padres con los hijos por igual'declara el SEÑOR. 'No tendré piedad, ni lástima, ni compasión, para dejar de destruirlos.'"
15 Escuchad y prestad atención, no seáis altaneros, porque el SEÑOR ha hablado.
16 Dad gloria al SEÑOR vuestro Dios antes que haga venir las tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen sobre los montes oscuros, y estéis esperando la luz, y El la transforme en profundas tinieblas, la torne en lobreguez.
17 Pero si no escucháis esto, mi alma sollozará en secreto por tal orgullo; mis ojos llorarán amargamente y se anegarán en lágrimas, porque ha sido hecho cautivo el rebaño del SEÑOR.
18 Di al rey y a la reina madre, humillaos, sentaos en el suelo, porque ha caído de vuestras cabezas vuestra hermosa corona.
19 Las ciudades del Neguev han sido cerradas, y no hay quien las abra: todo Judá ha sido llevado al destierro, llevado al cautiverio en su totalidad.
20 Alzad vuestros ojos, y ved a los que vienen del norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue confiado, tus hermosas ovejas?
21 ¿Qué dirás cuando El ponga sobre ti (a los que tú mismo habías enseñado) a antiguos compañeros para ser cabeza tuya? ¿No te vendrán dolores como de mujer de parto?
22 Y si dices en tu corazón: "¿Por qué me han sucedido estas cosas?" Por la magnitud de tu iniquidad te han quitado las faldas y descubierto tus calcañares.
23 ¿Puede el etíope mudar su piel, o el leopardo sus manchas? Así vosotros, ¿podréis hacer el bien estando acostumbrados a hacer el mal?
24 Por tanto, os esparciré como paja arrastrada por el viento del desierto.
25 Esta es tu suerte, la porción que ya he medido para ti declara el SEÑOR porque me has olvidado, y has confiado en la mentira.
26 Por lo cual yo también te levantaré las faldas sobre tu rostro, para que se vea tu verguenza.
27 En tus adulterios y en tus relinchos, en la bajeza de tu prostitución sobre las colinas del campo, he visto tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿Hasta cuándo seguirás sin purificarte?
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Jeremías 14

1 Lo que vino como palabra del SEÑOR a Jeremías respecto a la sequía:
2 De luto está Judá, y sus puertas languidecen, están por tierra enlutadas, y sube el clamor de Jerusalén.
3 Sus nobles enviaban a sus siervos por agua; iban a las cisternas y no hallaban agua; volvían con sus vasijas vacías. Quedaron avergonzados y humillados, y se cubrieron la cabeza.
4 El suelo está agrietado, pues no ha habido lluvia sobre la tierra; los labradores, avergonzados, se han cubierto la cabeza.
5 Porque aún la cierva en el campo ha parido, pero abandona su cría porque no hay hierba.
6 Y los asnos monteses se paran en las alturas desoladas, jadeando por aire como chacales; desfallecen sus ojos porque no hay vegetación.
7 Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh SEÑOR, obra por amor de tu nombre. En verdad han sido muchas nuestras apostasías, contra ti hemos pecado.
8 Tú, esperanza de Israel, Salvador suyo en tiempo de angustia, ¿por qué has de ser como forastero en la tierra, o como caminante que ha plantado su tienda para pasar la noche?
9 ¿Por qué has de ser como hombre desalentado, como guerrero incapaz de salvar? Sin embargo tú estás en medio nuestro, oh SEÑOR, y por tu nombre somos llamados; ¡no nos abandones!
10 Así dice el SEÑOR de este pueblo: ¡Cómo les ha gustado vagar! No han refrenado sus pies. El SEÑOR, pues, no los acepta; ahora se acordará El de su iniquidad y castigará sus pecados.
11 Y el SEÑOR me dijo: No ruegues por el bienestar de este pueblo.
12 Cuando ayunen, no escucharé su clamor; cuando ofrezcan holocausto y ofrenda de cereal, no los aceptaré; sino que con espada, con hambre y con pestilencia los destruiré.
13 Y yo dije: ¡Ah, Señor DIOS! He aquí, los profetas les dicen: "No veréis espada ni tendréis hambre, sino que os daré paz verdadera en este lugar."
14 Entonces el SEÑOR me dijo: Mentira profetizan los profetas en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he dado órdenes, ni les he hablado; visión falsa, adivinación, vanidad y engaño de sus corazones ellos os profetizan.
15 Por tanto, así dice el SEÑOR: En cuanto a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que dicen: "No habrá espada ni hambre en esta tierra", a espada y de hambre esos profetas perecerán.
16 También el pueblo a quien profetizan estará tirado por las calles de Jerusalén a causa del hambre y de la espada; no habrá quien los entierre a ellos, ni a sus mujeres, ni a sus hijos, ni a sus hijas, pues derramaré sobre ellos su maldad.
17 Y les dirás esta palabra: "Viertan lágrimas mis ojos noche y día, y no cesen, porque de gran quebranto ha sido quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de una dolorosa herida muy grave.
18 "Si salgo al campo, he aquí, muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquí, enfermedades por el hambre. Porque tanto el profeta como el sacerdote andan errantes en una tierra que no conocen."
19 ¿Has desechado por completo a Judá, o ha aborrecido tu alma a Sion? ¿Por qué nos has herido sin que haya curación para nosotros? Esperábamos paz, y no hubo bien alguno; tiempo de curación, y he aquí, terror.
20 Reconocemos, oh SEÑOR, nuestra impiedad, la iniquidad de nuestros padres, pues hemos pecado contra ti.
21 No nos desprecies, por amor a tu nombre, no deshonres el trono de tu gloria; acuérdate, no anules tu pacto con nosotros.
22 ¿Hay entre los ídolos de las naciones alguno que haga llover? ¿O pueden los cielos solos dar lluvia? ¿No eres tú, oh SEÑOR, nuestro Dios? En ti, pues, esperamos, porque tú has hecho todas estas cosas.
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Jeremías 15

1 Entonces el SEÑOR me dijo: Aunque Moisés y Samuel se presentaran ante mí, mi corazón no estaría con este pueblo; échalos de mi presencia, y que se vayan.
2 Y será que cuando te digan: "¿Adónde iremos?", les responderás: "Así dice el SEÑOR: "Los destinados para la muerte, a la muerte; los destinados para la espada, a la espada; los destinados para el hambre, al hambre, y los destinados para el cautiverio, al cautiverio.'"
3 Y pondré sobre ellos cuatro géneros de males declara el SEÑOR: la espada para matar, los perros para despedazar, y las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destruir.
4 Y los haré motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.
5 Porque, ¿quién se compadecerá de ti, oh Jerusalén? ¿Quién llorará por ti, o quién se apartará de su camino para preguntar por tu bienestar?
6 Tú me has dejadodeclara el SEÑOR, sigues retrocediendo. Extenderé, pues, mi mano contra ti y te destruiré; estoy cansado de compadecerme.
7 Los aventaré con el bieldo en las puertas del país; los privaré de hijos, destruiré a mi pueblo, pues no se arrepintieron de sus caminos.
8 Por mí sus viudas serán más numerosas que la arena de los mares. Traeré contra la madre de sus jóvenes, al destructor en pleno mediodía; de repente traeré sobre ella angustia y pavor.
9 Languidece la que dio a luz siete hijos; exhala su alma. Se puso su sol siendo aún de día, ha sido avergonzada y humillada; a sus sobrevivientes los entregaré a la espada delante de sus enemigosdeclara el SEÑOR.
10 ¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz como hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! No he prestado ni me han prestado, y todos me maldicen.
11 El SEÑOR dijo: Ciertamente te libraré para bien; ciertamente haré que el enemigo te haga súplica en tiempo de calamidad y en tiempo de angustia.
12 ¿Puede alguno destrozar el hierro, el hierro del norte, y el bronce?
13 Tus riquezas y tus tesoros entregaré al saqueo, sin costo alguno, por todos tus pecados en todas tus fronteras.
14 Y haré que tus enemigos te lleven a una tierra que no conoces; porque un fuego se ha encendido en mi ira que sobre vosotros arderá.
15 Tú que lo sabes, oh SEÑOR, acuérdate de mí, atiéndeme, y véngame de mis perseguidores. Conforme a tu paciencia, no dejes que sea yo arrebatado; sabes que por ti sufro oprobio.
16 Cuando se presentaban tus palabras, yo las comía; tus palabras eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón, porque se me llamaba por tu nombre, oh SEÑOR, Dios de los ejércitos.
17 No me senté en la asamblea de los que se divierten, ni me regocijé. A causa de tu mano, solitario me senté, porque de indignación me llenaste.
18 ¿Por qué es mi dolor perpetuo y mi herida incurable, que rehúsa sanar? ¿Serás en verdad para mí como corriente engañosa, como aguas en las que no se puede confiar?
19 Entonces dijo así el SEÑOR: Si vuelves, yo te restauraré, en mi presencia estarás; si apartas lo precioso de lo vil, serás mi portavoz. Que se vuelvan ellos a ti, pero tú no te vuelvas a ellos.
20 Y te pondré para este pueblo por muralla de bronce inexpugnable; lucharán contra ti, pero no te vencerán, porque contigo estoy yo para salvarte y librartedeclara el SEÑOR.
21 Te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la garra de los violentos.
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Jeremías 16

1 Entonces la palabra del SEÑOR vino a mí, diciendo:
2 No tomes para ti mujer ni tengas hijos ni hijas en este lugar.
3 Porque así dice el SEÑOR acerca de los hijos e hijas nacidos en este lugar, y acerca de las madres que los dieron a luz, y de los padres que los engendraron en esta tierra:
4 De muertes crueles morirán; no serán llorados ni sepultados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra; a espada y por hambre serán acabados, y sus cadáveres servirán de comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra.
5 Porque así dice el SEÑOR: No entres en casa de duelo, ni vayas a lamentar, ni los consueles; pues he retirado mi paz de este pueblodeclara el SEÑORla misericordia y la compasión.
6 Morirán grandes y pequeños en esta tierra; no serán enterrados, ni llorados, y nadie se sajará ni se rapará por ellos;
7 no partirán el pan en el duelo para ellos, a fin de consolarlos por el muerto, ni les darán a beber la copa de consolación por su padre o por su madre.
8 Tampoco entres en casa de banquete para sentarte con ellos a comer y beber.
9 Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí, voy a hacer que desaparezca de este lugar, ante vuestros ojos y en vuestros días, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia.
10 Y sucederá que cuando anuncies a este pueblo todas estas palabras, ellos te dirán: "¿Por qué el SEÑOR ha pronunciado toda esta gran calamidad contra nosotros? ¿Cuál es nuestra iniquidad y cuál es nuestro pecado que hemos cometido contra el SEÑOR nuestro Dios?"
11 Entonces les dirás: "Es porque vuestros padres me abandonaron"declara el SEÑOR"y siguieron a otros dioses y los sirvieron y se postraron ante ellos, pero a mí me abandonaron y no guardaron mi ley.
12 "Y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres, porque he aquí, cada uno de vosotros anda tras la terquedad de su malvado corazón, sin escucharme.
13 "Por tanto, yo os arrojaré de esta tierra a una tierra que no habéis conocido, ni vosotros ni vuestros padres; y allí serviréis a otros dioses día y noche, pues no os mostraré clemencia."
14 Por tanto, he aquí, vienen díasdeclara el SEÑORcuando ya no se dirá: "Vive el SEÑOR, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto",
15 sino: "Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todos los países adonde los había desterrado." Porque los haré volver a su tierra, la cual di a sus padres.
16 He aquí, enviaré a muchos pescadoresdeclara el SEÑORque los pescarán; y después enviaré a muchos cazadores, que los cazarán por todo monte y por todo collado y por las hendiduras de las peñas.
17 Porque mis ojos están puestos sobre todos sus caminos, que no se me ocultan, ni su iniquidad está encubierta a mis ojos.
18 Pero primero, pagaré al doble su iniquidad y su pecado, porque ellos han contaminado mi tierra con los cadáveres de sus ídolos abominables y han llenado mi heredad con sus abominaciones.
19 ¡Oh SEÑOR, fuerza mía y fortaleza mía, refugio mío en el día de angustia! A ti vendrán las naciones desde los términos de la tierra y dirán: Nuestros padres heredaron sólo mentira, vanidad y cosas sin provecho.
20 ¿Puede hacer el hombre dioses para sí? ¡Pero no son dioses!
21 Por tanto, he aquí, voy a darles a conocer, esta vez les haré conocer mi mano y mi poder; y sabrán que mi nombre es el SEÑOR.
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Jeremías 17

1 El pecado de Judá está escrito con cincel de hierro, con punta de diamante está grabado sobre la tabla de su corazón y en los cuernos de sus altares.
2 Como ellos se acuerdan de sus hijos, así se acuerdan de sus altares y de sus Aseras junto a los árboles frondosos, en las altas colinas.
3 Oh montaña mía en el campo, tus riquezas y todos tus tesoros entregaré al saqueo, a causa del pecado de tus lugares altos en todo tu territorio.
4 Y por tu causa harás que se pierda la heredad que yo te di; te haré servir a tus enemigos en una tierra que no conoces; porque habéis prendido un fuego en mi ira que arderá para siempre.
5 Así dice el SEÑOR: Maldito el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza, y del SEÑOR se aparta su corazón.
6 Será como arbusto en el yermo y no verá el bien cuando venga; habitará en pedregales en el desierto, tierra salada y sin habitantes.
7 Bendito es el hombre que confía en el SEÑOR, cuya confianza es el SEÑOR.
8 Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto.
9 Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá?
10 Yo, el SEÑOR, escudriño el corazón, pruebo los pensamientos, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras.
11 Como perdiz que incuba lo que no ha puesto, es el que adquiere una fortuna, pero no con justicia, en la mitad de sus días lo abandonará, y al final será un insensato.
12 Trono de gloria, enaltecido desde el principio es el lugar de nuestro santuario.
13 Oh SEÑOR, esperanza de Israel, todos los que te abandonan serán avergonzados. Los que se apartan de ti serán escritos en el polvo, porque abandonaron al SEÑOR, fuente de aguas vivas.
14 Sáname, oh SEÑOR, y seré sanado; sálvame y seré salvo, porque tú eres mi alabanza.
15 Mira, ellos me dicen: ¿Dónde está la palabra del SEÑOR? Que venga ahora.
16 Pero yo no me he apresurado a dejar de ser tu pastor, ni el día de angustia he anhelado; tú sabes que lo que ha salido de mis labios en tu presencia está.
17 No seas para mí terror; tú eres mi refugio en el día de calamidad.
18 Sean avergonzados los que me persiguen, pero no sea yo avergonzado; sean atemorizados ellos, pero que no me atemorice yo. Trae sobre ellos el día de calamidad, y destrúyelos con doble destrucción.
19 Así me dijo el SEÑOR: Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y asimismo en todas las puertas de Jerusalén,
20 y diles: "Escuchad la palabra del SEÑOR, reyes de Judá, todo Judá y todos los habitantes de Jerusalén que entráis por estas puertas:
21 "Así dice el SEÑOR: 'Guardaos, por vuestra vida, de llevar carga en día de reposo, y de meterla por las puertas de Jerusalén.
22 'Tampoco saquéis carga de vuestras casas en día de reposo, ni hagáis trabajo alguno, sino santificad el día de reposo, como mandé a vuestros padres.
23 'Sin embargo, ellos no escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que endurecieron su cerviz para no oír ni recibir corrección.
24 'Pero sucederá que si me escucháis con atención declara el SEÑORno metiendo carga por las puertas de esta ciudad en día de reposo, y santificáis el día de reposo, sin hacer en él trabajo alguno,
25 entonces entrarán por las puertas de esta ciudad reyes y príncipes que se sienten sobre el trono de David; vendrán montados en carros y caballos, ellos y sus príncipes, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén; y esta ciudad será habitada para siempre.
26 'Vendrán de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, de la tierra de Benjamín, de la tierra baja, de la región montañosa y del Neguev, trayendo holocaustos, sacrificios, ofrendas de grano e incienso, y trayendo sacrificios de acción de gracias a la casa del SEÑOR.
27 'Pero si no me escucháis en cuanto a santificar el día de reposo, y traéis carga y entráis por las puertas de Jerusalén en día de reposo, entonces prenderé fuego a sus puertas, que consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará.'"
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Jeremías 18

1 Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, diciendo:
2 Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.
3 Entonces descendí a casa del alfarero, y he aquí, estaba allí haciendo un trabajo sobre la rueda.
4 Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla.
5 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
6 ¿No puedo yo hacer con vosotros, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero?declara el SEÑOR. He aquí, como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mi mano, casa de Israel.
7 En un momento yo puedo hablar contra una nación o contra un reino, de arrancar, de derribar y de destruir;
8 pero si esa nación contra la que he hablado se vuelve de su maldad, me arrepentiré del mal que pensaba traer sobre ella.
9 Y de pronto puedo hablar acerca de una nación o de un reino, de edificar y de plantar;
10 pero si hace lo malo ante mis ojos, no obedeciendo mi voz, entonces me arrepentiré del bien con que había prometido bendecirlo.
11 Ahora pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, diciendo: "Así dice el SEÑOR: 'He aquí, estoy preparando una calamidad contra vosotros y tramando un plan contra vosotros. Volveos, pues, cada uno de su mal camino y enmendad vuestros caminos y vuestras obras.'"
12 Mas ellos dirán: "Es en vano; porque vamos a seguir nuestros propios planes, y cada uno de nosotros obrará conforme a la terquedad de su malvado corazón."
13 Por tanto, así dice el SEÑOR: "Preguntad ahora entre las naciones: ¿Quién ha oído cosa semejante? Algo muy horrible ha hecho la virgen de Israel.
14 "¿Faltará la nieve del Líbano de la roca agreste? ¿O se agotarán las aguas frías que fluyen de tierras lejanas?
15 "Pues bien, mi pueblo me ha olvidado, queman incienso a dioses vanos, y se han desviado de sus caminos, de las sendas antiguas, para andar por senderos, no por calzada,
16 convirtiendo su tierra en una desolación, en una burla perpetua. Todo el que pase por ella se quedará atónito y meneará la cabeza.
17 "Como viento solano los esparciré delante del enemigo; les mostraré la espalda y no el rostro el día de su calamidad."
18 Entonces dijeron: Venid y urdamos planes contra Jeremías. Ciertamente la ley no le faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo con la lengua, y no hagamos caso a ninguna de sus palabras.
19 Atiéndeme, oh SEÑOR, y escucha lo que dicen mis contrarios.
20 ¿Acaso se paga mal por bien? Pues han cavado fosa para mí. Recuerda cómo me puse delante de ti para hablar bien en favor de ellos, para apartar de ellos tu furor.
21 Por tanto, entrega sus hijos al hambre, y abandónalos al poder de la espada; queden sus mujeres sin hijos y viudas, sean sus maridos asesinados, heridos a espada sus jóvenes en la batalla.
22 Oiganse los gritos desde sus casas, cuando de repente traigas sobre ellos saqueadores; porque han cavado fosa para atraparme, y han escondido trampas a mis pies.
23 Pero tú, oh SEÑOR, conoces todos sus planes de muerte contra mí. No perdones su iniquidad ni borres de tu vista su pecado; sean derribados delante de ti, en el tiempo de tu ira actúa contra ellos.
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Jeremías 19

1 Así dijo el SEÑOR: Ve y compra una vasija de barro del alfarero, y toma contigo a algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de los sacerdotes;
2 y sal al valle de Ben-hinom, que está a la entrada de la puerta de los tiestos, y proclama allí las palabras que yo te diré.
3 Dirás: "Oíd la palabra del SEÑOR, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: 'He aquí, traeré tal calamidad sobre este lugar, que a todo el que oiga de ella le retiñirán los oídos.
4 'Porque me han abandonado, han hecho extraño este lugar y han ofrecido sacrificios en él a otros dioses, que ni ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá habían conocido, y han llenado este lugar de sangre de inocentes,
5 y han edificado los lugares altos de Baal para quemar a sus hijos en el fuego como holocaustos a Baal, cosa que nunca mandé, ni de la cual hablé, ni me pasó por la mente;
6 por tanto, he aquí, vienen díasdeclara el SEÑORcuando este lugar no se llamará más Tofet ni valle de Ben-hinom, sino Valle de la Matanza.
7 'Y haré nulo el consejo de Judá y de Jerusalén en este lugar, y los haré caer a espada delante de sus enemigos y a mano de los que buscan su vida, y entregaré sus cadáveres por comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.
8 'También convertiré esta ciudad en desolación y burla; todo aquel que pase por ella se quedará atónito y silbará a causa de toda su destrucción.
9 'Y les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y cada uno comerá la carne de su prójimo durante el sitio y en la aflicción con que les afligirán sus enemigos y los que buscan su vida.'"
10 Entonces romperás la vasija a la vista de los hombres que te acompañen,
11 y les dirás: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'De igual manera romperé yo a este pueblo y a esta ciudad, como quien rompe una vasija de alfarero, que no se puede reparar más; y los enterrarán en Tofet por no haber otro lugar donde enterrar.
12 'Así haré con este lugar y con sus habitantesdeclara el SEÑORponiendo esta ciudad como Tofet.
13 'Y las casas de Jerusalén y las casas de los reyes de Judá serán como el lugar de Tofet, inmundas, a causa de todas las casas en cuyos terrados ofrecieron sacrificios a todo el ejército del cielo y derramaron libaciones a otros dioses.'"
14 Y volvió Jeremías de Tofet, adonde lo había enviado el SEÑOR a profetizar, y poniéndose en pie en el atrio de la casa del SEÑOR, dijo a todo el pueblo:
15 Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: "He aquí, voy a traer sobre esta ciudad y sobre todas sus aldeas la calamidad que he declarado contra ella, porque han endurecido su cerviz para no escuchar mis palabras."
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Jeremías 20

1 Cuando el sacerdote Pasur, hijo de Imer, que era el oficial principal en la casa del SEÑOR, oyó a Jeremías profetizar estas cosas,
2 hizo azotar al profeta Jeremías y lo puso en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa del SEÑOR.
3 Y al día siguiente, cuando Pasur soltó a Jeremías del cepo, Jeremías le dijo: No es Pasur el nombre con que el SEÑOR ahora te llama, sino Magor-misabib .
4 Porque así dice el SEÑOR: "He aquí, te voy a convertir en terror para ti mismo y para todos tus amigos; ellos caerán por la espada de tus enemigos, y tus ojos lo verán. Entregaré a todo Judá en manos del rey de Babilonia, y él los llevará como desterrados a Babilonia y los matará a espada.
5 "También entregaré toda la riqueza de esta ciudad, todos sus productos y cosas de gran valor, y todos los tesoros de los reyes de Judá, en manos de sus enemigos, que los saquearán, los tomarán y se los llevarán a Babilonia.
6 "Y tú, Pasur, con todos los moradores de tu casa, irás al cautiverio y entrarás en Babilonia; allí morirás y allí serás enterrado, tú y todos tus amigos a quienes has profetizado falsamente."
7 Me persuadiste, oh SEÑOR, y quedé persuadido; fuiste más fuerte que yo y prevaleciste. He sido el hazmerreír cada día; todos se burlan de mí.
8 Porque cada vez que hablo, grito; proclamo: ¡Violencia, destrucción! Pues la palabra del SEÑOR ha venido a ser para mí oprobio y escarnio cada día.
9 Pero si digo: No le recordaré ni hablaré más en su nombre, esto se convierte dentro de mí como fuego ardiente encerrado en mis huesos; hago esfuerzos por contenerlo, y no puedo.
10 Porque he oído las murmuraciones de muchos: ¡Terror por todas partes! ¡Denunciadle, denunciémosle! Todos mis amigos de confianza, esperando mi caída, dicen: Tal vez será persuadido, prevaleceremos contra él y tomaremos de él nuestra venganza.
11 Pero el SEÑOR está conmigo como campeón temible; por tanto, mis perseguidores tropezarán y no prevalecerán. Quedarán muy avergonzados, pues no han triunfado, tendrán afrenta perpetua que nunca será olvidada.
12 Oh SEÑOR de los ejércitos, que pruebas al justo, que ves las entrañas y el corazón, vea yo tu venganza sobre ellos, pues a ti he encomendado mi causa.
13 Cantad al SEÑOR, alabad al SEÑOR, porque ha librado el alma del pobre de manos de los malvados.
14 Maldito el día en que nací; el día en que me dio a luz mi madre no sea bendito.
15 Maldito el hombre que dio la noticia a mi padre, diciendo: ¡Te ha nacido un hijo varón!, haciéndolo muy feliz.
16 Sea ese hombre como las ciudades que el SEÑOR destruyó sin piedad ; oiga gritos de mañana y alaridos al mediodía,
17 porque no me mató en el vientre para que mi madre hubiera sido mi sepultura, y su vientre embarazado para siempre.
18 ¿Por qué salí del vientre para ver pena y aflicción, y que acaben en verguenza mis días?
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Jeremías 21

1 Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR cuando el rey Sedequías lo envió a Pasur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, diciendo:
2 Consulta ahora de nuestra parte al SEÑOR, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos hace la guerra; tal vez el SEÑOR haga con nosotros conforme a todas sus maravillas, para que el enemigo se retire de nosotros.
3 Entonces Jeremías les dijo: Así diréis a Sedequías:
4 "Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'He aquí, yo haré volver atrás las armas de guerra que tenéis en vuestras manos, con las cuales peleáis contra el rey de Babilonia y contra los caldeos que os sitian fuera de los muros, y las reuniré en medio de esta ciudad.
5 'Y yo pelearé contra vosotros con mano extendida y brazo poderoso, y con ira, furor y gran enojo.
6 'Heriré a los habitantes de esta ciudad, y hombres y animales morirán de gran pestilencia.
7 'Y después'declara el SEÑOR"a Sedequías, rey de Judá, a sus siervos, al pueblo y a los que sobrevivan en esta ciudad de la pestilencia, de la espada y del hambre, los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan sus vidas; y él los herirá a filo de espada. No los perdonará ni les tendrá piedad ni compasión.'"
8 Y dirás a este pueblo: "Así dice el SEÑOR: 'He aquí, pongo delante de vosotros el camino de la vida y el camino de la muerte.
9 'El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de pestilencia; pero el que salga y se entregue a los caldeos que os sitian, vivirá, y tendrá su propia vida como botín.
10 'Porque he puesto mi rostro contra esta ciudad para mal, y no para bien'declara el SEÑOR. 'Será entregada en manos del rey de Babilonia, quien le prenderá fuego.'"
11 Y di a la casa del rey de Judá: "Oíd la palabra del SEÑOR:
12 Casa de David, así dice el SEÑOR: "Haced justicia cada mañana, y librad al despojado de manos de su opresor, no sea que salga como fuego mi furor, y arda y no haya quien lo apague, a causa de la maldad de vuestras obras.
13 'He aquí, yo estoy contra ti, moradora del valle, roca de la llanura'declara el SEÑOR "los que decís: "¿Quién descenderá contra nosotros? ¿Quién entrará en nuestras moradas?"
14 'Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras' declara el SEÑOR "y prenderé fuego en su bosque que consumirá todos sus alrededores.'"
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Jeremías 22

1 Así dice el SEÑOR: Desciende a la casa del rey de Judá y habla allí esta palabra,
2 y di: "Escucha la palabra del SEÑOR, oh rey de Judá, que te sientas sobre el trono de David, tú, tus siervos y tu pueblo, los que entran por estas puertas.
3 "Así dice el SEÑOR: 'Practicad el derecho y la justicia, y librad al despojado de manos de su opresor. Tampoco maltratéis ni hagáis violencia al extranjero, al huérfano o a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar.
4 'Porque si en verdad observáis este mandato, entonces entrarán reyes por las puertas de esta casa, y se sentarán en el lugar de David, en su trono; entrarán montados en carros y caballos, el rey, sus siervos y su pueblo.
5 'Pero si no obedecéis estas palabras, juro por mí mismo'declara el SEÑOR"que esta casa vendrá a ser una desolación.'"
6 Porque así dice el SEÑOR acerca de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres para mí, como la cumbre del Líbano; pero ciertamente te convertiré en un desierto, como ciudades deshabitadas.
7 Designaré contra ti destructores, cada uno con sus armas, y cortarán tus cedros más selectos y los echarán al fuego.
8 Pasarán muchas naciones junto a esta ciudad, y dirá cada cual a su prójimo: "¿Por qué ha hecho así el SEÑOR con esta ciudad?"
9 Entonces responderán: "Porque abandonaron el pacto del SEÑOR su Dios, y se postraron ante otros dioses y les sirvieron."
10 No lloréis por el muerto ni hagáis duelo por él, llorad amargamente por el que se va, porque jamás volverá ni verá su tierra natal.
11 Porque así dice el SEÑOR acerca de Salum , hijo de Josías, rey de Judá, que reinó en lugar de su padre Josías, y que salió de este lugar: Nunca más volverá aquí;
12 sino que en el lugar adonde lo llevaron cautivo, allí morirá, y no verá más esta tierra.
13 Ay del que edifica su casa sin justicia y sus aposentos altos sin derecho, que a su prójimo hace trabajar de balde y no le da su salario.
14 El que dice: "Me edificaré una casa espaciosa con amplios aposentos altos"; y le abre ventanas, la recubre de cedro y la pinta de rojo.
15 ¿Acaso te harás rey porque compites en cedro? ¿No comió y bebió tu padre y practicó el derecho y la justicia? Por eso le fue bien.
16 Juzgó la causa del pobre y del necesitado; entonces le fue bien. ¿No es esto conocerme? declara el SEÑOR.
17 Mas tus ojos y tu corazón sólo están para tu propia ganancia, para derramar sangre inocente, y para practicar la opresión y la violencia.
18 Por tanto, así dice el SEÑOR acerca de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá: No llorarán por él: "¡Ay, hermano mío!" o "¡Ay, hermana!" No llorarán por él: "¡Ay, Señor!" o "¡Ay, su gloria!"
19 Con entierro de asno, será enterrado: arrastrado y tirado fuera de las puertas de Jerusalén.
20 Sube al Líbano y clama, y da voces en Basán; clama también desde Abarim, porque han sido destruidos todos tus amantes.
21 Te hablé en tu prosperidad, pero dijiste: "No escucharé." Esta ha sido tu costumbre desde tu juventud, que nunca has escuchado mi voz.
22 A todos tus pastores arrasará el viento, y tus amantes irán al cautiverio; entonces ciertamente serás avergonzada y humillada a causa de toda tu maldad.
23 Tú que moras en el Líbano, anidada en los cedros, ¡cómo gemirás cuando te vengan los dolores, dolor como de mujer de parto!
24 Vivo yodeclara el SEÑORaunque Conías , hijo de Joacim, rey de Judá, fuera un anillo en mi mano derecha, aun de allí lo arrancaría.
25 Te entregaré en manos de los que buscan tu vida, sí, en manos de los que temes: en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los caldeos.
26 Te arrojaré a ti y a la madre que te dio a luz a otro país donde no nacisteis, y allí moriréis.
27 Pero a la tierra a la cual con toda el alma anhelan volver, a ella no volverán.
28 ¿Es acaso este hombre Conías una vasija despreciada y rota? ¿Es un objeto indeseable? ¿Por qué han sido arrojados él y sus descendientes y echados a una tierra que no conocían?
29 ¡Oh tierra, tierra, tierra!, oye la palabra del SEÑOR.
30 Así dice el SEÑOR: "Inscribid a este hombre como sin hijos, hombre que no prosperará en sus días; porque ninguno de sus descendientes logrará sentarse sobre el trono de David ni gobernar de nuevo en Judá."
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Jeremías 23

1 ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mis prados!declara el SEÑOR.
2 Por tanto, así dice el SEÑOR, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mis ovejas y las habéis ahuyentado, y no os habéis ocupado de ellas; he aquí, yo me ocuparé de vosotros por la maldad de vuestras obrasdeclara el SEÑOR.
3 Yo mismo reuniré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las he echado, y las haré volver a sus pastos; y crecerán y se multiplicarán.
4 Pondré sobre ellas pastores que las apacentarán, y nunca más tendrán temor, ni se aterrarán, ni faltará ningunadeclara el SEÑOR
5 He aquí, vienen díasdeclara el SEÑOR en que levantaré a David un Renuevo justo; y El reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho y la justicia en la tierra.
6 En sus días será salvo Judá, e Israel morará seguro; y este es su nombre por el cual será llamado: "El SEÑOR, justicia nuestra."
7 Por tanto, he aquí, vienen díasdeclara el SEÑORcuando no dirán más: "Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto",
8 sino: "Vive el SEÑOR que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado"; y habitarán en su propio suelo.
9 En cuanto a los profetas: quebrantado está mi corazón dentro de mí, tiemblan todos mis huesos; estoy como un ebrio, como un hombre a quien domina el vino, por causa del SEÑOR y por causa de sus santas palabras.
10 Porque la tierra está llena de adúlteros; porque a causa de la maldición se ha enlutado la tierra, se han secado los pastos del desierto. Pues es mala la carrera de ellos y su poderío no es recto.
11 Porque tanto el profeta como el sacerdote están corrompidos; aun en mi casa he hallado su maldaddeclara el SEÑOR.
12 Por tanto, su camino será para ellos como resbaladeros; a las tinieblas serán empujados y caerán en ellas; porque traeré sobre ellos calamidad el año de su castigodeclara el SEÑOR.
13 Además, entre los profetas de Samaria he visto algo ofensivo: profetizaban en nombre de Baal y extraviaban a mi pueblo Israel.
14 También entre los profetas de Jerusalén he visto algo horrible: cometían adulterio y andaban en mentiras; fortalecían las manos de los malhechores, sin convertirse ninguno de su maldad. Se me han vuelto todos ellos como Sodoma, y sus habitantes como Gomorra
15 Por tanto, así dice el SEÑOR de los ejércitos acerca de los profetas: "He aquí, les daré de comer ajenjo y les daré de beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la corrupción por toda la tierra."
16 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan. Ellos os conducen hacia lo vano; os cuentan la visión de su propia fantasía, no de la boca del SEÑOR.
17 Dicen de continuo a los que me desprecian: "El SEÑOR ha dicho: 'Tendréis paz'"; y a todo el que anda en la terquedad de su corazón dicen: "No vendrá calamidad sobre vosotros."
18 Pero ¿quién ha estado en el consejo del SEÑOR, y vio y oyó su palabra? ¿Quién ha prestado atención a su palabra y la ha escuchado?
19 He aquí, la tempestad del SEÑOR ha salido con furor, un torbellino impetuoso descargará sobre la cabeza de los impíos
20 No se apartará la ira del SEÑOR hasta que haya realizado y llevado a cabo los propósitos de su corazón. En los postreros días lo entenderéis claramente.
21 Yo no envié a esos profetas, pero ellos corrieron; no les hablé, mas ellos profetizaron
22 Pero si ellos hubieran estado en mi consejo, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y les habrían hecho volver de su mal camino y de la maldad de sus obras.
23 ¿Soy yo un Dios de cercadeclara el SEÑOR y no un Dios de lejos?
24 ¿Podrá alguno esconderse en escondites de modo que yo no lo vea?declara el SEÑOR. ¿No lleno yo los cielos y la tierra?declara el SEÑOR.
25 He oído lo que dicen los profetas que profetizan mentira en mi nombre, diciendo: "¡He tenido un sueño, he tenido un sueño!"
26 ¿Hasta cuándo? ¿Qué hay en los corazones de los profetas que profetizan la mentira, de los profetas que proclaman el engaño de su corazón,
27 que tratan de que mi pueblo se olvide de mi nombre con los sueños que se cuentan unos a otros, tal como sus padres olvidaron mi nombre a causa de Baal?
28 El profeta que tenga un sueño, que cuente su sueño, pero el que tenga mi palabra, que hable mi palabra con fidelidad. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano?declara el SEÑOR.
29 ¿No es mi palabra como fuegodeclara el SEÑORy como martillo que despedaza la roca?
30 Por tanto, he aquí, estoy contra los profetasdeclara el SEÑORque se roban mis palabras el uno al otro.
31 He aquí, estoy contra los profetasdeclara el SEÑORque usan sus lenguas y dicen: "El SEÑOR declara."
32 He aquí, estoy contra los que profetizan sueños falsosdeclara el SEÑORy los cuentan y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y sus presunciones, cuando yo no los envié ni les di órdenes, ni son de provecho alguno para este pueblodeclara el SEÑOR.
33 Y cuando te pregunte este pueblo, o el profeta, o sacerdote, diciendo: "¿Cuál es la profecía del SEÑOR?", les dirás: "¿Cuál profecía?" El SEÑOR declara: "Yo os abandonaré."
34 Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que diga: "Profecía del SEÑOR", traeré castigo sobre tal hombre y sobre su casa.
35 Así diréis cada uno a su prójimo y cada uno a su hermano: "¿Qué ha respondido el SEÑOR? ¿Qué ha hablado el SEÑOR?"
36 Y no os acordaréis más de la profecía del SEÑOR, porque la palabra de cada uno le será por profecía, pues habéis pervertido las palabras del Dios viviente, del SEÑOR de los ejércitos, nuestro Dios
37 Así dirás al profeta: "¿Qué te ha respondido el SEÑOR? ¿Qué ha hablado el SEÑOR?"
38 Pero si decís: "¡Profecía del SEÑOR!", entonces así dice el SEÑOR: "Por cuanto habéis dicho esta palabra: '¡Profecía del SEÑOR!', habiendo yo enviado a deciros: 'No digáis: "¡Profecía del SEÑOR!'""
39 por tanto, he aquí, ciertamente me olvidaré de vosotros y os echaré de mi presencia, junto con la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres;
40 y pondré sobre vosotros oprobio eterno y humillación eterna que nunca será olvidada.
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Jeremías 24

1 El SEÑOR me mostró dos cestas de higos colocadas delante del templo del SEÑOR después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, desterró a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a los oficiales de Judá junto con los artesanos y herreros de Jerusalén, y los llevó a Babilonia.
2 Una cesta tenía higos muy buenos, como los primeros higos maduros; y la otra tenía higos muy malos, que de podridos no se podían comer.
3 Entonces el SEÑOR me dijo: ¿Qué ves, Jeremías? Y dije: Higos; los higos buenos son muy buenos, y los malos, muy malos, que de podridos no se pueden comer.
4 Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
5 Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "Como a estos higos buenos, así consideraré como buenos a los desterrados de Judá que yo he echado de este lugar a la tierra de los caldeos.
6 "Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los traeré de nuevo a esta tierra; los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré.
7 "Y les daré un corazón para que me conozcan, porque yo soy el SEÑOR; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues volverán a mí de todo corazón.
8 "Pero como a los higos malos que de podridos no se pueden comerasí dice el SEÑORde la misma manera abandonaré a Sedequías, rey de Judá, a sus oficiales, al remanente de Jerusalén que queda en esta tierra y a los que habitan en la tierra de Egipto.
9 "Los haré motivo de espanto y de calamidad para todos los reinos de la tierra, de oprobio y refrán, de burla y maldición en todos los lugares adonde los dispersaré.
10 "Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres."
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Jeremías 25

1 Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá (éste era el primer año de Nabucodonosor, rey de Babilonia),
2 la cual el profeta Jeremías habló a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén, diciendo:
3 Desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, en estos veintitrés años ha venido a mí la palabra del SEÑOR, y os he hablado repetidas veces, pero no habéis escuchado.
4 Y el SEÑOR os envió repetidas veces a todos sus siervos los profetas (pero no escuchasteis ni inclinasteis vuestro oído para oír),
5 diciendo: "Volveos ahora cada cual de vuestro camino y de la maldad de vuestras obras, y habitaréis en la tierra que el SEÑOR os dio a vosotros y a vuestros padres para siempre;
6 no vayáis tras otros dioses para servirles y postraros ante ellos, no me provoquéis a ira con la obra de vuestras manos, y no os haré ningún mal."
7 Pero no me habéis escuchadodeclara el SEÑORde modo que me provocasteis a ira con la obra de vuestras manos para vuestro propio mal.
8 Por tanto, así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Por cuanto no habéis obedecido mis palabras,
9 he aquí, mandaré a buscar a todas las familias del nortedeclara el SEÑORy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, y los traeré contra esta tierra, contra sus habitantes y contra todas estas naciones de alrededor; los destruiré por completo y los haré objeto de horror, de burla y de eterna desolación.
10 "Y haré cesar de ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, el sonido de las piedras de molino y la luz de la lámpara.
11 "Toda esta tierra será desolación y horror, y estas naciones servirán al rey de Babilonia setenta años.
12 "Después que se hayan cumplido los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a esa nación por su iniquidaddeclara el SEÑORy a la tierra de los caldeos la haré una desolación eterna.
13 "Y traeré sobre esa tierra todas las palabras que he hablado contra ella, todo lo que está escrito en este libro que Jeremías ha profetizado contra todas las naciones.
14 "(Pues también a ellos los harán esclavos muchas naciones y grandes reyes, y les pagaré conforme a sus hechos y conforme a la obra de sus manos)."
15 Porque así me ha dicho el SEÑOR, Dios de Israel: Toma de mi mano esta copa del vino del furor, y haz que beban de ella todas las naciones a las cuales yo te envío.
16 Y beberán y se tambalearán y enloquecerán a causa de la espada que enviaré entre ellas.
17 Entonces tomé la copa de la mano del SEÑOR, e hice beber de ella a todas las naciones a las cuales me envió el SEÑOR:
18 a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus príncipes, para ponerlos por desolación, horror, burla y maldición, como hasta hoy;
19 a Faraón, rey de Egipto, a sus siervos, a sus príncipes y a todo su pueblo;
20 a todos los extranjeros, a todos los reyes de la tierra de Uz, a todos los reyes de la tierra de los filisteos (es decir, Ascalón, Gaza, Ecrón y al remanente de Asdod);
21 a Edom, a Moab y a los hijos de Amón;
22 a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón y a los reyes de las costas que están más allá del mar;
23 a Dedán, a Tema, a Buz y a todos los que se rapan las sienes;
24 a todos los reyes de Arabia y a todos los reyes de los extranjeros que habitan en el desierto;
25 a todos los reyes de Zimri, a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de Media;
26 a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, los unos con los otros, y a todos los reinos del mundo que están sobre la faz de la tierra. El rey de Sesac beberá después de ellos.
27 Y les dirás: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: 'Bebed, embriagaos, vomitad, caed y no os levantéis a causa de la espada que yo enviaré entre vosotros.'"
28 Y sucederá que si rehúsan tomar la copa de tu mano para beber, les dirás: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Ciertamente vais a beber.
29 'Porque he aquí que comienzo a causar mal en esta ciudad que se llama por mi nombre, ¿y quedaréis vosotros sin castigo alguno? No quedaréis sin castigo, porque llamo a la espada contra todos los habitantes de la tierra'declara el SEÑOR de los ejércitos."
30 Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras, y les dirás: "El SEÑOR rugirá desde lo alto, y dará su voz desde su santa morada; rugirá fuertemente contra su rebaño. Dará gritos como los que pisan las uvas contra todos los habitantes de la tierra.
31 "Ha llegado el estruendo hasta el fin de la tierra, porque el SEÑOR tiene un pleito contra las naciones; entra en juicio contra toda carne; a los impíos, los entrega a la espada"declara el SEÑOR.
32 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: He aquí, el mal va de nación en nación, y una gran tempestad se levanta de los confines de la tierra.
33 Y los muertos por el SEÑOR en aquel día estarán desde un extremo de la tierra hasta el otro. No los llorarán, ni los recogerán, ni los sepultarán; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.
34 Gemid, pastores, y clamad; revolcaos en ceniza, mayorales del rebaño; porque se han cumplido los días de vuestra matanza y de vuestra dispersión, y caeréis como vaso precioso.
35 No habrá huida para los pastores, ni escape para los mayorales del rebaño.
36 Se oye el sonido del clamor de los pastores, y el gemido de los mayorales del rebaño, porque el SEÑOR está destruyendo sus pastos,
37 y son silenciados los rebaños apacibles a causa de la ardiente ira del SEÑOR.
38 Ha dejado como león su guarida, porque su tierra se ha convertido en horror por el furor de la espada opresora, y a causa de su ardiente ira.
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Jeremías 26

1 Al comienzo del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del SEÑOR, diciendo:
2 Así dice el SEÑOR: "Ponte en el atrio de la casa del SEÑOR, y habla a todas las ciudades de Judá que vienen a adorar en la casa del SEÑOR todas las palabras que te he mandado decirles. No omitas ni una palabra.
3 "Tal vez escuchen y cada uno se vuelva de su mal camino, y yo me arrepienta del mal que pienso hacerles a causa de la maldad de sus obras."
4 Les dirás: "Así dice el SEÑOR: 'Si no me escucháis, para andar en mi ley que he puesto delante de vosotros,
5 escuchando las palabras de mis siervos los profetas que os he enviado repetidas veces, pero no los habéis escuchado,
6 entonces pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición para todas las naciones de la tierra.'"
7 Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras en la casa del SEÑOR.
8 Cuando Jeremías terminó de decir todo lo que el SEÑOR le había mandado que hablara a todo el pueblo, lo apresaron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, diciendo: De cierto, morirás.
9 ¿Por qué has profetizado en nombre del SEÑOR, diciendo: "Esta casa será como Silo y esta ciudad quedará desolada sin habitante alguno?" Y todo el pueblo se congregó contra Jeremías en la casa del SEÑOR.
10 Y cuando los jefes de Judá oyeron estas cosas, subieron de la casa del rey a la casa del SEÑOR, y se sentaron a la entrada de la puerta Nueva de la casa del SEÑOR.
11 Y los sacerdotes y los profetas hablaron a los jefes y a todo el pueblo, diciendo: ¡Sentencia de muerte para este hombre!, porque ha profetizado contra esta ciudad, como habéis oído con vuestros propios oídos.
12 Entonces Jeremías habló a todos los jefes y a todo el pueblo, diciendo: El SEÑOR me ha enviado a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído.
13 Ahora bien, enmendad vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz del SEÑOR vuestro Dios, y el SEÑOR se arrepentirá del mal que ha pronunciado contra vosotros.
14 En cuanto a mí, he aquí estoy en vuestras manos; haced de mí como mejor y más recto sea a vuestros ojos.
15 Pero sabed bien que si me matáis, sangre inocente echaréis sobre vosotros y sobre esta ciudad y sobre sus habitantes; porque en verdad el SEÑOR me ha enviado a vosotros para hablar en vuestros oídos todas estas palabras.
16 Dijeron los jefes y todo el pueblo a los sacerdotes y a los profetas: Que no haya sentencia de muerte para este hombre, porque en nombre del SEÑOR nuestro Dios nos ha hablado.
17 Y se levantaron algunos de los ancianos del país y hablaron a toda la asamblea del pueblo, diciendo:
18 Miqueas de Moreset profetizó en días de Ezequías, rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: "Así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos: "Sion será arada como un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas, y el monte del santuario será como los lugares altos de un bosque.'"
19 ¿Acaso le dieron muerte Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió él al SEÑOR y suplicó el favor del SEÑOR, y el SEÑOR se arrepintió del mal que había pronunciado contra ellos? Nosotros, pues, estamos cometiendo un gran mal contra nosotros mismos.
20 Y hubo también un hombre que profetizó en el nombre del SEÑOR, Urías, hijo de Semaías de Quiriat-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra palabras semejantes a todas las de Jeremías.
21 Cuando el rey Joacim y todos sus valientes y todos los jefes oyeron sus palabras, el rey procuró matarlo; pero Urías se enteró, tuvo miedo, huyó y se fue a Egipto.
22 Entonces el rey Joacim envió hombres a Egipto: a Elnatán, hijo de Acbor, y a otros hombres con él, a Egipto.
23 Y trajeron a Urías de Egipto y lo llevaron al rey Joacim, quien lo mató a espada y echó su cadáver a la fosa común.
24 Pero la mano de Ahicam, hijo de Safán, estaba con Jeremías, de manera que no fue entregado en manos del pueblo para que le dieran muerte.
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Jeremías 27

1 Al principio del reinado de Sedequías, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de parte del SEÑOR a Jeremías, diciendo:
2 Así me ha dicho el SEÑOR: Hazte coyundas y yugos y póntelos al cuello,
3 y envía palabra al rey de Edom, al rey de Moab, al rey de los hijos de Amón, al rey de Tiro y al rey de Sidón por medio de los mensajeros que vienen a Jerusalén a ver a Sedequías, rey de Judá.
4 Y ordénales que digan a sus señores: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, así diréis a vuestros señores:
5 'Yo hice la tierra, los hombres y los animales que están sobre la faz de la tierra con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la doy a quien me place.
6 'Y ahora yo he puesto todas estas tierras en manos de mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, y también las bestias del campo le he dado para que le sirvan.
7 'Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que llegue también la hora a su propia tierra; entonces muchas naciones y grandes reyes lo harán su siervo.
8 'Y sucederá que la nación o el reino que no sirva a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no ponga su cerviz bajo el yugo del rey de Babilonia, con espada, con hambre y con pestilencia a esa nación castigaré'declara el SEÑOR"hasta que yo la haya destruido por su mano.
9 'Vosotros, pues, no escuchéis a vuestros profetas, a vuestros adivinos, a vuestros soñadores, a vuestros agoreros ni a vuestros hechiceros que os hablan, diciendo: "No serviréis al rey de Babilonia."
10 'Porque ellos os profetizan mentira, para alejaros de vuestra tierra, y para que yo os expulse y perezcáis.
11 'Pero la nación que ponga su cerviz bajo el yugo del rey de Babilonia y le sirva, la dejaré en su tierra'declara el SEÑOR"y la cultivará y habitará en ella.'"
12 Y a Sedequías, rey de Judá, hablé palabras como éstas, diciendo: Poned vuestra cerviz bajo el yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y viviréis.
13 ¿Por qué habéis de morir, tú y tu pueblo, por la espada, el hambre y la pestilencia, tal como ha hablado el SEÑOR de la nación que no sirva al rey de Babilonia?
14 No escuchéis, pues, las palabras de los profetas que os hablan, diciendo: "No serviréis al rey de Babilonia", porque os profetizan mentira.
15 Yo no los he enviadodeclara el SEÑORy ellos profetizan mentira en mi nombre, para que yo os expulse y perezcáis vosotros y los profetas que os profetizan.
16 Y hablé a los sacerdotes y a todo este pueblo, diciendo: Así dice el SEÑOR: No escuchéis las palabras de vuestros profetas que os profetizan, diciendo: "He aquí, los utensilios de la casa del SEÑOR serán devueltos en breve de Babilonia", porque ellos os profetizan mentira.
17 No los escuchéis; servid al rey de Babilonia y viviréis. ¿Por qué ha de convertirse en ruinas esta ciudad?
18 Mas si ellos son profetas, y si la palabra del SEÑOR está con ellos, que supliquen ahora al SEÑOR de los ejércitos para que los utensilios que quedan en la casa del SEÑOR, en la casa del rey de Judá y en Jerusalén, no sean llevados a Babilonia.
19 Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos acerca de las columnas, del mar, de las basas y de los demás utensilios que quedan en esta ciudad,
20 los cuales no tomó Nabucodonosor, rey de Babilonia, cuando llevó al destierro a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, de Jerusalén a Babilonia con todos los nobles de Judá y de Jerusalén.
21 Sí, así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, acerca de los utensilios que quedan en la casa del SEÑOR, en la casa del rey de Judá y en Jerusalén:
22 "A Babilonia serán llevados, y allí quedarán hasta el día en que yo los visite"declara el SEÑOR. "Entonces los traeré y los restituiré a este lugar."
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Jeremías 28

1 Y sucedió que el mismo año, al principio del reinado de Sedequías, rey de Judá, en el año cuarto, en el mes quinto, el profeta Hananías, hijo de Azur, que era de Gabaón, me habló en la casa del SEÑOR en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo:
2 Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: "He quebrado el yugo del rey de Babilonia.
3 "Dentro de dos años haré volver a este lugar todos los utensilios de la casa del SEÑOR, que Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomó de este lugar y llevó a Babilonia.
4 "Y a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los desterrados de Judá que fueron a Babilonia, yo los haré volver a este lugar"declara el SEÑOR"porque romperé el yugo del rey de Babilonia."
5 El profeta Jeremías respondió al profeta Hananías en presencia de los sacerdotes y en presencia de todo el pueblo que estaba de pie en la casa del SEÑOR;
6 y el profeta Jeremías dijo: Amén, así lo haga el SEÑOR. Confirme el SEÑOR tus palabras, que has profetizado para que sean devueltos los utensilios de la casa del SEÑOR y vuelvan todos los desterrados de Babilonia a este lugar.
7 Pero oye ahora esta palabra que voy a hablar a tus oídos y a oídos de todo el pueblo:
8 Los profetas que fueron antes de mí y antes de ti desde la antiguedad, profetizaron guerra, calamidad y pestilencia contra muchas tierras y contra grandes reinos.
9 Si un profeta profetiza paz, cuando la palabra del profeta se cumpla, entonces ese profeta será conocido como el que el SEÑOR en verdad ha enviado.
10 Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió.
11 Y Hananías habló en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así dice el SEÑOR: "De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, dentro de dos años, del cuello de todas las naciones." Y el profeta Jeremías se fue por su camino.
12 Entonces vino a Jeremías la palabra del SEÑOR, después que Hananías había roto el yugo del cuello del profeta Jeremías, diciendo:
13 Ve y habla a Hananías, diciendo: "Así dice el SEÑOR: 'Has roto yugos de madera, pero en su lugar harás yugos de hierro.'
14 "Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: 'Yugo de hierro he puesto sobre el cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le servirán. Y le he dado también las bestias del campo.'"
15 Y el profeta Jeremías dijo al profeta Hananías: Escucha ahora, Hananías, el SEÑOR no te ha enviado, y tú has hecho que este pueblo confíe en una mentira.
16 Por tanto, así dice el SEÑOR: "He aquí, te voy a quitar de sobre la faz de la tierra. Este año morirás, porque has aconsejado la rebelión contra el SEÑOR."
17 Y murió el profeta Hananías aquel mismo año, en el mes séptimo.
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Jeremías 29

1 Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén al resto de los ancianos del destierro, a los sacerdotes, a los profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor había llevado al destierro de Jerusalén a Babilonia.
2 (Esto sucedió después de salir de Jerusalén el rey Jeconías y la reina madre, los oficiales de la corte, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los herreros).
3 La carta fue enviada por mano de Elasa, hijo de Safán, y de Gemarías, hijo de Hilcías, a quienes Sedequías, rey de Judá, envió a Babilonia, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, diciendo:
4 Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, a todos los desterrados que envié al destierro de Jerusalén a Babilonia:
5 "Edificad casas y habitadlas, plantad huertos y comed su fruto.
6 "Tomad mujeres y engendrad hijos e hijas, tomad mujeres para vuestros hijos y dad vuestras hijas a maridos para que den a luz hijos e hijas, y multiplicaos allí y no disminuyáis.
7 "Y buscad el bienestar de la ciudad adonde os he desterrado, y rogad al SEÑOR por ella; porque en su bienestar tendréis bienestar."
8 Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: "No os engañen vuestros profetas que están en medio de vosotros, ni vuestros adivinos, ni escuchéis los sueños que sueñan.
9 "Porque os profetizan falsamente en mi nombre; no los he enviado"declara el SEÑOR.
10 Pues así dice el SEÑOR: "Cuando se le hayan cumplido a Babilonia setenta años, yo os visitaré y cumpliré mi buena palabra de haceros volver a este lugar.
11 "Porque yo sé los planes que tengo para vosotros"declara el SEÑOR"planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.
12 "Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé.
13 "Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.
14 "Me dejaré hallar de vosotros"declara el SEÑOR"y restauraré vuestro bienestar y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os expulsé"declara el SEÑOR"y os traeré de nuevo al lugar de donde os envié al destierro."
15 Por cuanto habéis dicho: "El SEÑOR nos ha levantado profetas en Babilonia"
16 (pues así dice el SEÑOR acerca del rey que se sienta sobre el trono de David, y acerca de todo el pueblo que habita en esta ciudad, vuestros hermanos que no fueron con vosotros al destierro),
17 así dice el SEÑOR de los ejércitos: "He aquí, yo envío contra ellos la espada, el hambre y la pestilencia, y los pondré como higos reventados que de podridos no se pueden comer.
18 "Los perseguiré con la espada, con el hambre y con la pestilencia, y los haré motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, para que sean maldición, horror, burla y oprobio entre todas las naciones adonde los he arrojado,
19 porque no han escuchado mis palabras"declara el SEÑOR"que les envié repetidas veces por medio de mis siervos los profetas; pero no escuchasteis"declara el SEÑOR.
20 Oíd, pues, la palabra del SEÑOR, vosotros todos los desterrados, a quienes he enviado de Jerusalén a Babilonia.
21 Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, acerca de Acab, hijo de Colaías, y acerca de Sedequías, hijo de Maasías, que os profetizan mentira en mi nombre: "He aquí, los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él los matará delante de vuestros ojos.
22 "Y de ellos será tomada esta maldición por todos los desterrados de Judá que están en Babilonia, diciendo: 'Que el SEÑOR te haga como a Sedequías y como a Acab, a quienes el rey de Babilonia asó al fuego.'
23 "Porque obraron neciamente en Israel, cometieron adulterio con las mujeres de sus prójimos y hablaron en mi nombre palabras falsas que no les mandé. Yo soy el que sabe y soy testigodeclara el SEÑOR."
24 Y a Semaías el nehelamita hablarás, diciendo:
25 Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: "Por cuanto has enviado cartas en tu nombre a todo el pueblo que está en Jerusalén, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, y a todos los sacerdotes, diciendo a Sofonías:
26 'El SEÑOR te ha puesto por sacerdote en lugar del sacerdote Joiada, para estar encargado en la casa del SEÑOR de todo demente que profetice, a fin de que lo pongas en el cepo y la argolla.
27 'Pues entonces ¿por qué no has reprendido a Jeremías de Anatot que os profetiza?
28 'Porque él nos ha enviado un mensaje a Babilonia, diciendo: "El destierro será largo; edificad casas y habitadlas, plantad huertos y comed su fruto.'""
29 Y el sacerdote Sofonías leyó esta carta a oídos del profeta Jeremías.
30 Entonces vino la palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo:
31 Envía un mensaje a todos los desterrados, diciendo: "Así dice el SEÑOR acerca de Semaías el nehelamita: 'Por cuanto Semaías os ha profetizado sin que yo lo haya enviado, y os ha hecho confiar en una mentira',
32 por tanto, así dice el SEÑOR: 'He aquí, voy a castigar a Semaías el nehelamita y a su descendencia; no tendrá a nadie que habite en medio de este pueblo, ni verá el bien que voy a hacer a mi pueblo'declara el SEÑOR "porque ha predicado rebelión contra el SEÑOR.'"
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Jeremías 30

1 Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, diciendo:
2 Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "Escribe en un libro todas las palabras que te he hablado.
3 "Porque, he aquí, vienen días",declara el SEÑOR"cuando restauraré el bienestar de mi pueblo, Israel y Judá." El SEÑOR dice: "También los haré volver a la tierra que di a sus padres, y la poseerán."
4 Estas son las palabras que el SEÑOR habló acerca de Israel y de Judá:
5 Porque así dice el SEÑOR: "He oído voces de terror, de pánico, y no de paz.
6 "Preguntad ahora, y ved si da a luz el varón. ¿Por qué veo a todos los hombres con las manos sobre sus lomos, como mujer de parto y se han puesto pálidos todos los rostros?
7 "¡Ay! porque grande es aquel día, no hay otro semejante a él; es tiempo de angustia para Jacob, mas de ella será librado.
8 "Y acontecerá en aquel día"declara el SEÑOR de los ejércitos"que quebraré el yugo de su cerviz y romperé sus coyundas, y extraños no lo esclavizarán más,
9 sino que servirán al SEÑOR su Dios, y a David su rey, a quien yo levantaré para ellos.
10 "Así que tú no temas, siervo mío Jacob"declara el SEÑOR "ni te atemorices, Israel; porque he aquí, te salvaré de lugar remoto, y a tu descendencia de la tierra de su cautiverio. Y volverá Jacob, y estará tranquilo y seguro, y nadie lo atemorizará.
11 "Porque yo estoy contigo"declara el SEÑOR"para salvarte; pues acabaré con todas las naciones entre las que te he esparcido, pero no acabaré contigo, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo."
12 Porque así dice el SEÑOR: "Incurable es tu quebranto, y grave tu herida.
13 No hay quien defienda tu causa; para una llaga hay cura, pero no hay mejoría para ti.
14 "Todos tus amantes te han olvidado, ya no te buscan; porque con herida de enemigo te han herido, con castigo de hombre cruel, por lo grande de tu iniquidad y lo numeroso de tus pecados.
15 "¿Por qué gritas a causa de tu quebranto? Tu dolor es incurable. Por lo grande de tu iniquidad y lo numeroso de tus pecados, te he hecho esto.
16 "Por tanto, todos los que te devoran serán devorados, y todos tus adversarios, todos ellos, irán al cautiverio; todos los que te saquean serán saqueados, y a todos los que te despojan los daré al despojo.
17 "Porque yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas"declara el SEÑOR "porque te han llamado desechada, diciendo: "Esta es Sion, nadie se preocupa por ella.'"
18 Así dice el SEÑOR: "He aquí, restauraré el bienestar de las tiendas de Jacob, y tendré misericordia de sus moradas; será reedificada la ciudad sobre sus ruinas, y el palacio se asentará como estaba.
19 "Saldrá de ellos canto de acción de gracias y voz de los que se divierten; los multiplicaré y no disminuirán, los honraré y no serán menospreciados.
20 "Y serán sus hijos como antes, su congregación delante de mí será confirmada, y castigaré a todos sus opresores.
21 "Será su guía uno de ellos, su gobernante de en medio de ellos saldrá, y lo haré acercarse y él se llegará a mí; porque ¿quién se atrevería a arriesgar su vida para llegarse a mí?"declara el SEÑOR.
22 "Y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios."
23 He aquí, la tempestad del SEÑOR con furor ha salido; una tempestad devastadora descargará sobre la cabeza de los malvados.
24 La ardiente ira del SEÑOR no se aplacará hasta que haya hecho y cumplido los propósitos de su corazón; en los postreros días entenderéis esto.
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